Sitios turísticos

Plaza de armas

Localizada frente a su compañera de siempre, la Catedral Basílica Menor, la Plaza de Armas (20 de noviembre, entre Juárez y Constitución) se extiende decorada con numerosos árboles y fuentes-, como ameno y obligado punto de reunión para los habitantes de Durango. Basta con sentarse en cualquiera de sus bancas para escuchar las conversaciones que, en silencio, sostienen los edificios coloniales a su alrededor, mientras los niños juegan y piden no pasar la tarde sin un helado o un algodón de azúcar.

Al centro de este espacio sobresale un elegante quiosco de dos pisos, hecho en cantera rosa y decorado con arcos tallados en los que destacan los nombres de los personajes más ilustres de la historia de esta ciudad. Los jueves y domingos, la parte alta de esta construcción se convierte en escenario para la Orquesta del Estado, a cargo de la Escuela Superior de Música (en la parte de abajo se encuentra una pequeña tienda de artesanías llamada Los Tlacuilos).

Al caer la noche, la Plaza de Armas y los inmuebles aledaños se iluminan, complaciendo la vista de locales y extranjeros. Durante su visita, no deje de aprovechar para participar de las entretenidas actividades artístico- culturales que, de viernes a domingo, se realizan al aire libre. Si así lo prefiere, inicie desde ahí un interesante recorrido por el famoso Paseo Constitución el cual, le permitirá reconocer y adentrarse en la legendaria Ruta de la Plata, para seguir los pasos de aquellos transportadores de este metal que se quedaron grabados en la tierra delineando el Camino Real de Tierra Adentro, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2010.

Catedral Basílica Menor

La Catedral Basílica Menor sucede al frente de la Plaza de Armas, con sus cúpulas cortando las nubes y su portada barroca encargada de recibir a los devotos de todos los días. Pero no siempre fue así, en el espacio que ahora ocupa hubo antes una humilde capilla de adobe y paja dedicada a San Mateo, después la antigua Parroquia de la Asunción que un incendio destruyó a punta de llamas en 1620. El obispo Alonso Franco quiso iniciar la reconstrucción de la parroquia en 1635, pero luego de su derrumbe fue otro obispo, García de Legaspi, quien finalmente pudo comenzar la reedificación del monumento en 1692.

La catedral fue terminada en 1787, con el gusto barroco de la época. Fue consagrada a la Inmaculada Concepción, cuya imagen tallada en madera estofada y policromada se encuentra en el ciprés, rodeada de columnas corintias de estilo neoclásico. Y es que en el interior predomina ese estilo. Resaltan también las imágenes de la sillería del coro realizadas por artistas guatemaltecos del siglo XVIII, y los lienzos de grandes pintores novohispanos como Miguel Cabrera, Juan Correa y Francisco Martínez. Éstos se pueden apreciar en la Galería Episcopal de la Catedral, cuya colección de arte sacro bien vale una visita (Ma-V de 10:30 a 13:30 y de 16 a 19 hrs.; S-D de 9 a 14 hrs.).

Los palacios

En la punta sureste de la Plaza de Armas (5 de febrero, esquina con Juárez), se encuentra un hermoso edificio construido en 1894, se trata del Palacio de las Lágrimas. Dicen que su nombre proviene del llanto de dos señoritas que sintieron tristeza al tener que vender el inmueble. Sobre la misma calle está la Casa de las Tres Rosas, considerado como el primer edificio afrancesado de la ciudad. Fue mandado hacer por un rico minero español a mediados del siglo XIX, y si bien estaba planificado para ser un hotel, actualmente alberga diversos comercios. La decoración floral en la cantera de los ventanales del segundo piso da lugar a su nombre.

Del siglo XVIII data otro edificio ubicado dos cuadras más adelante (5 de febrero, esquina con Madero), el Palacio del Conde del Valle de Súchil. Esta pieza, representante del barroco estípite y llena de motivos rococó, fue residencia de Joseph del Campo Soberón y Larrea, quien llegó a Nueva Vizcaya siendo niño y sus riquezas y méritos le ganaron el título de Conde del Valle de Súchil. Hoy es la sede de la Casa de Cultura Banamex.

Si uno camina hacia el norte, se encuentra en la siguiente calle (20 de noviembre, esquina con Victoria) con el Palacio de Escárzaga. Fue edificado en 1898 según los estándares estéticos que Francia inspiraba por aquella época. Su dueño era un comerciante y político, Pedro Escárzaga Corral, con la fortuna suficiente para regalarle al patrimonio arquitectónico de Durango un palacio como éste. En algún momento fue sede del ayuntamiento, ahora es el museo "450", el Museo de la Ciudad. Su interior exhibe un valioso mural de Francisco Montoya de la Cruz.

De regreso en la calle 5 de febrero, pero frente a la Plaza IV Centenario (entre Bruno Martínez y Zaragoza), se levanta el Palacio de Zambrano. Perteneció al acaudalado minero Juan José Zambrano. Se terminó de construir hacia 1798, en estilo barroco, y luego de consumada la Independencia se convirtió en la sede del gobierno del estado y residencia de los gobernadores. Sólo que ya no funciona como tal, ahora le da vida al Museo Nacional Francisco Villa. En su interior pueden admirarse murales de Francisco Montoya de la Cruz, Manuel Guillermo de Lourdes y José Luis Sandoval, los cuales ilustran distintas etapas de la historia del país y de Durango.

Los teatros

El Teatro Victoria fue construido como el teatro privado de Juan José Zambrano, justo detrás de su Palacio, sobre la calle Bruno Martínez (entre 5 de febrero y 20 de noviembre), y en un principio se llamó Coliseo. Fue inaugurado en 1800 con la obra Andrómaca, de Eurípides. Para 1910 ya había cambiado de dueño, fue remodelado según la estética del neoclásico, y se reestrenó con motivo del primer centenario de la Independencia de México. Esta vez, su nombre haría honor al duranguense Guadalupe Victoria, el primer presidente de la República Mexicana. Durante un tiempo el recinto fue utilizado como cine, pero afortunadamente sigue funcionando con el propósito para el que fue creado.

Media cuadra más al norte (20 de noviembre, esquina con Bruno Martínez), se encuentra el Teatro Ricardo Castro, que no siempre fungió como tal. Labrado en cantera y siguiendo los cánones del neoclásico, este edificio comenzó siendo un cine en los años treinta y cuarenta, pero en 1951 tuvo la mala suerte de sufrir un incendio y hubo que restaurarlo. Renació entonces como el teatro que hoy conocemos, con el nombre del compositor considerado como el último romántico del Porfiriato. Volvió a ser utilizado por varios años como cine, hasta que en 1990 fue donado al gobierno de Durango por el presidente Carlos Salinas de Gortari. Al año siguiente era remodelado de nueva cuenta y su destino como teatro, esta vez, ya no sería abandonado.

De libros, arzobispos y trenes

Estando cerca de la Plaza de Armas, hay que buscar la calle Constitución (entre 5 de febrero y Pino Suárez) y en ella el Edificio de la Rectoría de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED). Fue edificado a finales del siglo XVI por la Compañía de Jesús con el nombre de Colegio de San Ignacio. Su portada es de cantera, en estilo barroco, y la austera atmósfera de sus interiores da cuenta de la estima que los jesuitas sentían por la introspección. Éstos fueron expulsados de la Nueva España en 1776, pero el inmueble y su legado permanecieron.

Unas calles más hacia el noreste se encuentra un edificio de finales del siglo XIX que también merece una visita, el Arzobispado (20 de noviembre, esquina con Madero). Su interior esconde una delicada capilla con hermosos trabajos de cantera estilo neogótico de los maestros Gregorio Díaz y Benigno Montoya. Este último también se encargó de elaborar la fachada, alargada y sencilla, con su rosetón y sus formas ojivales como detalles neogóticos. Aquí se hospedó el Beato Juan Pablo II en su visita como Papa a la ciudad.

Un poco más alejada del primer cuadro, se encuentra la Antigua Estación del Ferrocarril (Felipe Pescador y Bruno Martínez). Aún conserva los detalles de su primera edificación en 1925 y ahora, después de su restauración, reluce como si todavía viviéramos en la mejor época del art déco. Su planta baja funciona como centro de congresos y exposiciones artísticas.

Los museos

Volver la mirada hacia el origen es la tarea del Museo de Arqueología Ganot–Peschard (Zaragoza, entre 20 de noviembre y 5 de febrero). Está dedicado al estudio de las distintas culturas que habitaron el actual territorio de Durango. De aquí sus escenarios recreados, donde pueden verse muestras de objetos antiguos como fósiles, vasijas y armas (Ma-V, de 10 a 18:30 hrs.; S-D de 11 a 18 hrs.). Para conocer más sobre la creatividad de los artesanos indígenas de la región, existe el Museo de las Culturas Populares (5 de febrero, entre Independencia y Nogal). En este espacio inundado de colores, se exhiben piezas provenientes de la expresión artesanal de huicholes, tepehuanos, tarahumaras y mexicaneros; la mayoría de los objetos están a la venta: máscaras, textiles, instrumentos musicales, cerámica y cestería (Ma-V de 9 a 18 hrs.; S-D de 12 a 18 hrs.).

La historia de Durango, resumida a través de los objetos que la han protagonizado —pinturas, documentos, muebles y piezas antiguas de uso común—, puede comprenderse en las catorce salas del Museo Regional de la Universidad Juárez del Estado de Durango (Victoria, esquina con Aquiles Serdán). El edificio afrancesado perteneció alguna vez al gobernador Francisco Gómez Palacio. Los duranguenses suelen referirse a este museo como El Aguacate, por el árbol de esta especie que crece en su patio (Ma-S de 9 a 16 hrs.; D de 10 a 15 hrs.).

De apertura reciente es el Museo Palacio de los Gurza (Negrete, esquina con Zaragoza), que también cuenta la historia de la ciudad pero desde una perspectiva cuádruple: la moneda, la fotografía, el periodismo y el arte contemporáneo. La amplia casona que da vida al museo data del siglo XVIII, sólo que después fue transformada en un recinto porfiriano. Durante casi seis décadas sirvió como sede del periódico El Sol de Durango (Ma-V de 10 a 18 hrs.; S-D de 11 a 18 hrs.).

Para rendir homenaje a dos de sus grandes pintores, la ciudad estableció el Museo de Arte Contemporáneo Ángel Zárraga (Negrete, esquina con Patoni) y el Museo de Arte Moderno Guillermo Ceniceros (Independencia, entre Aquiles Serdán y Coronado). Ambos exhiben permanentemente la obra de los artistas duranguenses, además de albergar exposiciones temporales con la obra plástica de diversos artistas nacionales (el Museo Ángel Zárraga abre Ma-V de 9 a 18; S-D de 11 a 17 hrs., y el Guillermo Ceniceros Ma-D de 10 a 18 hrs.).

El recorrido por los museos no puede darse por concluido sin conocer el peculiar Museo de Arte Funerario Benigno Montoya (Prolongación Pino Suárez s/n). En realidad se trata de una vista a las tumbas del Panteón de Oriente, fundado en 1860. Y es que ahí se encuentran diversas lápidas talladas con maestría por el artista Benigno Montoya.

Angelitos de cantera sosteniendo cruces o flores, cristos y motivos orgánicos acompañan el descanso de los que ya no están, pero también nos muestran el trabajo de uno de los escultores más prolíferos de Durango, cuya obra se encuentra manifiesta en varias de las mejores iglesias, altares y monumentos de la ciudad. Hay visitas guiadas durante el día, pero también de noche, para quienes gustan de ambular los panteones en lo oscuro (Ma-D de 8 a 18 hrs.).

Con la misión de contribuir al desarrollo personal e intelectual de los niños y sus familias, fue creado el nuevo Bebeleche, Museo Interactivo de Durango (Blvd. Armando del Castillo Franco Km 1.5). El nombre proviene del juego que conocemos como “avioncito” o “rayuela”, el mismo que los durangueses llaman “bebeleche”. El museo busca promover de manera lúdica el gusto por la ciencia y el arte, así como el sentido de pertenencia al estado. Para ello fue dispuesto un espacio compuesto por cinco salas temáticas. En la sala “Conocer” se juega con los fenómenos científicos para comprender mejor como funciona el mundo. “Vivir” es una sala dedicada a las costumbres y tradiciones de Durango. En “Jugar” se reciben estímulos que desarrollan la inteligencia. “Crecer” busca que los visitantes aprendan a conocer su cuerpo y sus emociones para que se desenvuelvan sanamente. Y la sala “Crear” está pensada para fomentar la expresión artística en los niños. El museo también cuenta con una sala de exposiciones temporales y otra de proyección 3D, ofrece talleres culturales y diferentes programas educativos (Ma-V de 9 a 18 hrs.; S-D de 10 a 19 hrs.).

El Museo Francisco Villa está alojado en las instalaciones del antiguo Palacio de Gobierno, también conocido como el Palacio de Zambrano, en la ciudad de Durango, este novedoso espacio museográfico permite a los visitantes -a través de documentos, fotos y videos-, adentrarse en la vida de este singular personaje que, de bandolero, pasó a ser un ícono de la Revolución Mexicana. (Ma-Do 10:00 a 18:00 hrs)

Admisión general $20.00. Incluye acceso a Museo de Sitio y Sala del Congreso el mismo día.
 Entrada gratuita: INSEN, niños menores de 12 años y personas con capacidades especiales. Precio especial: 50% de descuento a estudiantes y maestros con credencial vigente. El museo ofrece tarifas preferenciales a grupos escolares.

El Museo de la Ciudad “450” es un espacio museográfico, que combina la arquitectura porfiriana de la antigua Presidencia Municipal con recursos tecnológicos de vanguardia, donde disfrutaras de salas temáticas permanentes sobre la historia y desarrollo de la Ciudad.

Paseo subterráneo

El Centro Histórico también puede recorrerse de manera subterránea, diez metros por debajo de la superficie. Desde la Plaza de Armas hasta el Arzobispado, existe un túnel que puede ser caminado como si de una mina se tratara. Aquí, la imaginación por las cosas de la tierra se despierta. Es el Paseo Túnel de Minería, ideado para mostrar los vestigios de cuatro siglos de minería en Durango. Mientras se camina, se van descubriendo máquinas, herramientas y muestras minerales que fueron donadas por las compañías mineras de la región. Mapas y fichas técnicas completan la información. Está acondicionado con iluminación y sonido, y cuenta con dos accesos en la Plaza de Armas y la Plaza Juan Pablo II (20 de noviembre y Madero); en ambas entradas hay baños, tienda de souvenirs, sala de espera y elevadores (Ma-D de 10 a 22 hrs.).

Durango en las alturas

Porque no todas las ciudades ofrecen la posibilidad de disfrutarlas desde lo alto, el Paseo en Teleférico es casi una obligación. Está suspendido a 82 metros de altura y viaja 750 metros desde el Cerro del Calvario hasta el mirador del Cerro de los Remedios. En la Estación Calvario (De la Cruz, entre Calvario y Florida) hay una tienda de souvenirs, snacks y una sala de espera donde se montan exposiciones de arte con frecuencia. La Estación de los Remedios (Lindavista) se encuentra junto al Templo de Nuestra Señora de los Remedios; aquí hay un museo, cafetería, tienda de regalos y dulces regionales, y se realizan espectáculos al aire libre. Ambas estaciones tienen internet inalámbrico gratuito. El templo amerita la atención de quien lo visita. Se construyó en la parte más alta del Cerro de los Remedios, un sitio sagrado para los indígenas tepehuanos. La ciudad, desde aquí, nos deja contemplarla sin reparos y se distiende, silenciosa, como si supiera que la estamos mirando.

Festivales

La fiesta más importante del estado es la Feria Nacional de Durango realizada en julio como parte de los festejos del aniversario de su fundación. Todos los años, el Centro Estatal de Convenciones y Ferias recibe a miles de espectadores que se dan cita para disfrutar de los espectáculos culturales y deportivos alrededor de una feria como ésta.

El Festival Revueltas surge en 2004, a manera de homenaje a la familia Revueltas. Música, danza, literatura, plástica y artes escénicas son puestas al alcance de la gente bajo el lema “arte y cultura para todos”. Cada octubre, el festival se convierte en punto de encuentro de artistas nacionales e internacionales, quienes tienen como privilegiado escenario el Centro Histórico, así como algunos recintos culturales de los 39 municipios del estado.

En noviembre, el Instituto Municipal del Arte y la Cultura de Durango realiza el Festival Ricardo Castro, llenando las calles de la capital con distintas manifestaciones artísticas. Lo mismo ocurre en el norte, en Ciudad Lerdo, con el Festival de las Artes de Ciudad Lerdo creado en 2005.

Gastronomía

La fiesta más importante del estado es la Feria Nacional de Durango realizada en julio como parte de los festejos del aniversario de su fundación. Todos los años, el Centro Estatal de Convenciones y Ferias recibe a miles de espectadores que se dan cita para disfrutar de los espectáculos culturales y deportivos alrededor de una feria como ésta.