Centro Cultural Bicentenario

Alagado por su arquitectura porfiriana, el que guarda más de 100 años de historia, inicia su construcción en 1899 con el objetivo de ser el Hospital Civil de la Ciudad como parte de las obras realizadas dentro de los festejos del Centenario de la Independencia. Por problemas presupuestales se suspende la obra del Hospital a pesar que ya casi estaba terminada. En el año de 1911, cuando toma la ciudad el ejército revolucionario en una entrada pacífica, el General Domingo Arrieta dispone que el edificio se destine para ser Hospital Militar y con ello cumple su función principal que se había designado desde el principio. Después del uso militar que se le había dado, en 1930 el Gral. Lázaro Cárdenas, siendo presidente de la República, decide crear los “Institutos del Ejército”, que eran escuelas de educación básica para los hijos de militares, así como los niños que habían quedado huérfanos a causa de las luchas revolucionarias. Posteriormente se convirtió en hospicio donde los docentes sólo tenían la oportunidad de visitar a sus familias cada fin de semana.

En 1950 el presidente Miguel Alemán dispone que las escuelas “Hijos del Ejército” se conviertan en “internados” para niños de medios rurales de escasos recursos para que continúen su educación básica. Es aquí donde nace el “internado Juana Villalobos”, dando también alojamiento y educación a niños huérfanos que vivían en esta ciudad.

El que fungió como internado hasta 1995 dejó de serlo debido a las malas condiciones de las instalaciones en las que vivían los niños. Terminadas las funciones de institución educativa se decide destinar las instalaciones para albergar el “Instituto de Cultura del Estado de Durango ICED”, pero es hasta 1997 cuando da comienzo la operación del ICED cuyo objetivo principal era complementar la infraestructura cultural de la ciudad, en el cual se podía visitar los teatros de cámara, videoconferencias, museos y una pinacoteca, dando estos servicios hasta el año de 1998. En 2010 comienza un nuevo proyecto para este recinto, en donde se decide trabajar en una cuidadosa remodelación para convertirse en el Centro Cultural y de Convenciones del Estado de Durango.

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